LOS EMPRESARIOS VOLVIERON A LAS VIEJAS ANDANZAS
Editorial Revista Latinobus 44 – Charlie Rodríguez
Lejos de cambiar vidas, rutinas y formas de pensar, pareciera que en el sector transporte, el efecto de la pandemia sobre los veteranos empresarios de transporte de carretera ha sido casi nulo. La batalla es a muerte y parece no importar si en el intento, también caen rendidos sus propios soldados, y de paso, se perjudica el mercado de transporte en todas sus esferas.

A pesar de la para y la necesidad de encontrar fuerza laboral, cada vez es más complicado conseguir conductores capacitados para operar vehículos de servicio público, pues los que no se llevó la pandemia, tampoco están dispuestos a trabajar en condiciones económicas desfavorables, inducidas obviamente, por la merma en los ingresos de cada automotor.
Antes de lo que canta un gallo, (o de lo que arranca un bus) los viejos vicios volvieron a la palestra y de nuevo, estamos inmersos en una guerra del centavo sin precedentes, con rebajas y regalos en las tarifas, que parecen ser el único argumento para captar a la mermada clientela que sigue viendo al bus como su única alternativa de transporte.

La competencia es a todo nivel, pero sobre todo, desleal. Se inventan argucias para hacerse a los viajes con migrantes, aún recogiendo de manera ilegal los pasajeros en cualquier esquina; se hacen rebajas nunca antes vistas, que obviamente, no obedecen a un concienzudo estudio de mercado, sino al ánimo ventajoso de destruir al competidor. Los hay tan osados (y hasta descarados) que anuncian trayectos gratis en determinados corredores, perdiendo hasta la vergüenza y tendiendo un manto de duda sobre la legalidad de la operación de sus empresas.
Pese a que la venta en línea aumentó durante los días de encierro, son muchas las compañías que aún no ofrecen este tipo de facilidades a los clientes, y siguen careciendo de mecanismos reales de comunicación, mercadeo y promoción. El mortal virus y el encierro tampoco logró hacerles entender que al pasajero hay que captarlo en casa, cuando tiene la intención de compra y no a gritos en la entrada de un terminal de transporte, donde las posibilidades de entregárselo a la competencia o de hacer una venta a pérdida se aumentan.

Señores empresarios: es hora de salir de la prehistoria y aprender de los verdaderos competidores como son las aerolíneas, quienes al final de
cuentas, aprovecharon la coyuntura para ajustar sus tarifas, eso si, justificándolas con ahorros reales en operación. Para no ir mas lejos, Avianca renunció a la clase ejecutiva en vuelos nacionales, aumentando la capacidad de sus aviones con el fin de aumentar la productividad por viaje, comenzó a cobrar las maletas y desapareció los refrigerios, aún en viajes internacionales.
Es hora de generar consensos, de fortalecer los corredores y que la legislación y el Ministerio de Transporte se pronuncien sobre el tema, para determinar tarifas mínimas por corredor. Cualquier otra acción, jugando con el precio, no será más que un boomerang, que tarde o temprano, les golpeará en la cara.